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Test Drive • Mercedes Benz GLC 300 4MATIC: Cambio de filosofía


Apuntada a un público más joven, más tecnológica y con un equipamiento que hoy busca cualquier millennial, la nueva GLC de Mercedes Benz presenta un diseño más redondeado que su antecesora, con curvas más pronunciadas y una línea de cintura más elevada. En nota aparte, para los que no son muy conocedores de las denominaciones de los modelos de la estrella, la GLC vendría a ser la SUV mediana del Clase C, así como el GLA es la versión aventurera del Clase A o la GLE se apunta como el SUV de la Clase E.


Su estética exterior se destaca por su elegancia y deportividad, con algunos guiños offroad, como las barras laterales en el techo o las protecciones adicionales en las zonas bajas. En este último aspecto, desentonan sus neumáticos de 19 pulgadas, ideales para un uso deportivo. Pero aún así podrá transitar por caminos secundarios en mal estado o de baja adherencia (barro, tierra suelta, arena o nieve) con total control gracias a su complejo sistema de tracción total 4-Matic. Su interior en cambio, luce acabados AMG de serie, como el volante, butacas eléctricas con memoria tapizadas en cuero negro con costuras en blanco, y pedalera de aluminio entre otros detalles, más acordes con un espíritu deportivo. Lamentablemente, estos ítems no poseen la insignia de la división deportiva de Mercedes Benz.


Destaco la excelente calidad de materiales puesta en cada detalle de esta SUV mediana, aunque esto no remite ninguna sorpresa cuando hablamos de un Mercedes Benz. Si me pusiera a hilar muy fino, podría decir que este apartado se encuentra un escalón por encima de su competencia más directa. Con reglaje eléctrico en profundidad y en altura del volante, la posición de manejo será óptima en todos los casos, sin importar la estatura del conductor. Las butacas también le sentarán muy bien a personas de mayores dimensiones. Y las plazas traseras aportan espacio más que suficiente para transportar a tres adultos, aunque quien viaje en el centro lo hará en Clase Turista. Eso sí, cuentan con una salida doble para el aire acondicionado sobre el túnel central que se regula de manera independiente a las plazas delanteras.

Se trata de la reemplazante natural de la exitosa SUV de la marca, la GLK.

En la zona superior central tenemos el controlador del techo panorámico, que brinda mayor luminosidad al habitáculo y elimina cualquier sensación de encierro, pudiendo accionar eléctricamente la cortina para filtrar los rayos del sol para evitar cabezas acaloradas. Fiel a su estilo, todas las teclas o perillas distribuidas en el interior tienen terminaciones perfectas, con una calidad percibida al tacto muy superior a la mayoría de los vehículos pertenecientes al mismo segmento, incluso se nota una leve mejora con relación al Clase C, con el que comparte muchos de sus componentes.


Como crítica constructiva, el salpicadero en negro brillante es vulnerable al polvo y a los rayones. Tal vez una opción con colores más claros y opacos, o la tan deseada fibra de carbono, eliminen esa sensación de fragilidad. La pantalla central de 8 pulgadas cuenta con un touchpad que permite operarla desde la consola central como si fuera una laptop, aunque a mi gusto sería mucho más práctico que fuera táctil. Su interfaz resulta algo compleja, e incluso a mí, que me considero un amante de la tecnología, me puso en jaque en determinados momentos. Es que hay ciertos comandos que si bien son intuitivos en su función, no lo son en su ubicación. Y viceversa…


Conduje esta GLC en ruta durante varios kilómetros y debo reconocer que se siente amplia en su interior pero compacta a la vez. Es como viajar en un sedán, no se siente en absoluto como una SUV y tiene un poder de aceleración increíble gracias a los 241 CV provenientes de su propulsor 2.0 litros longitudinal de 4 cilindros, evolución del que equipa al Clase C 250 Avantgarde. Al contar con una transmisión automática-secuencial de 9 marchas (9 G-Tronic) –la mejor del mercado en mi humilde opinión-, el vehículo viaja como suspendido en el aire, con una suavidad envidiable y a la vez muy bien apoyado, pudiendo transitar a velocidades legales de 120 o 130 km/h a muy bajas RPM, traduciendo esto en un bajísimo consumo. Sumado a un habitáculo muy bien insonorizado brinda la sensación de quietud que solo el cambio del paisaje a través de las ventanas nos dan un indicio de que nos movemos. Si necesitara propiciar algo de vértigo a los ocupantes, el modo Sport vendrá a ayudar en la misión, que junto a las levas detrás del volante sacudirán la paz interior.


Para cada condición de manejo dispone de una configuración preestablecida (Eco, Normal, Confort, Sport y Sport Plus). Obviamente la más solicitada es la Sport, aunque es bueno relajarse de vez en cuando utilizándola en modos menos enérgicos. El modo Eco priorizará un bajo consumo de combustible, lo cual permitirá realizar unos 800 km en ruta antes de agotar los 66 litros del tanque de combustible y tener que empujarla hasta un surtidor.


Luego de haberla conducido durante todo el día en ruta, me tocó ingresar a la Ciudad de Buenos Aires a través una congestionada autopista Panamericana. Aquí las dimensiones de esta SUV comenzaron a hacerse notorias. Si bien no molesta su tamaño, la visual que se obtiene desde el puesto de mando -por encima de los demás automovilistas-, nos recuerda que no estamos en un vehículo pequeño. Se lo percibe un poco más ancho que en ruta abierta y solitaria, y va perdiendo esa sensación de que podías “meterte” por cualquier hueco. Al menos hasta que uno tome confianza y conocimiento de los límites de la carrocería. Luego de ello es “pan comido”.

Su estética exterior se destaca por su elegancia y deportividad, con algunos guiños offroad.

En materia de seguridad poco se puede agregar a la interminable lista de equipamiento. Necesitamos más de una mano para contar la cantidad de airbags, y deberíamos sumar los dedos de ambos pies para enumerar los dispositivos de seguridad –activos y pasivos- que cuenta esta GLC. Solo para dar una idea, recibió la calificación máxima de 5 estrellas otorgada por la EuroNCAP, con un 95% de protección para adultos, 89% para niños y 82% para peatones. Datos suficientes para estar tranquilos y obviamente, seguros.


Mención aparte para los gadgets relacionados con el confort o las ayudas a la conducción. Entre ellos el Active Parking Assist, un dispositivo que realiza la tarea de estacionamiento paralelo al cordón de manera semiautónoma. Sólo se necesita transitar a baja velocidad hasta que los radares del auto detecten un espacio adecuado, y presionando un botón se dará inicio a la maniobra. El vehículo se ocupará de guiar al vehículo moviendo el volante por su cuenta mientras nosotros sólo debemos ocuparnos de los pedales. Lo probé en numeradas ocasiones y funcionó a la perfección en todas las oportunidades. Recuerdo al veterano Clase B de mediados del 2000 (entiendan que con mis apenas 23 años de edad, ya es un veterano para mí) que ya contaba con esta tecnología, aunque por comentarios de algunos colegas con más experiencia (por no decir años), esta versión actual se ha visto muy mejorada, requiriendo menor espacio.


Habrá quien añore las líneas geométricas de la antigua GLK (antecesora de esta GLC), pero lo cierto es que una vez que se suban a esta nueva SUV de la firma de la estrella hasta los más nostálgicos perderán la memoria y sucumbirán ante los encantos de esta versión sofisticada, elegante y deportiva.•


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