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Test Drive • Hyundai Creta: Aprender de los más grandes


Es el cuarto elemento del universo SUV de Hyundai. El modelo más chico y bautizado con el nombre de la isla más grande de Grecia (y la 5ª del mar mediterráneo), es la propuesta de la marca coreana dentro del segmento de los compactos, ubicándose –por tamaño- por encima de EcoSport, Renegade y Tracker, y por debajo de Duster, Captur y HR-V.


En cuanto a diseño, la marca coreana logró un equilibrio entre sobriedad y un cierto estilo sport, consiguiendo una figura que por rasgos es inmediatamente reconocible como un Hyundai. Dominan las formas rectas y por debajo de puertas y paragolpes tiene protecciones plásticas que lo asocian a la moda implementada por los modelos de este tipo. En resumen, es canchero, pero sin destacarse por algo en particular. Por dentro también reina la sobriedad y la funcionalidad, fiel al estilo oriental: lo justo y lo necesario. No brilla por la calidad de sus materiales (plásticos rígidos en su totalidad), pero sí se aprecia un buen encastre y cuidado en las terminaciones. La ausencia de grillos molestos lo atestiguan. La butaca angosta, aunque cómoda, y el grip del volante permiten un manejo agradable, que mejoraría bastante si la columna regulara en profundidad. Es correcto el espacio en las plazas traseras, mientras que el baúl ofrece 402 litros de capacidad, un volumen elogiable dentro del segmento.


En cuanto a la dotación de seguridad tenemos que es uno de sus puntos altos, esencialmente por la inclusión del control de estabilidad/tracción de serie, ítem acompañado de anclajes Isofix, asistente de arranque en pendientes, y airbags frontales. Por el contrario, el listado de los elementos de confort es algo pobre, porque anotamos ausencias de importancia, como el control de velocidad crucero, sensor crepuscular y de lluvia, climatizador automático, función de un toque o one touch para las ventanillas (ni siquiera one touch para la del conductor). Sí tiene una pantalla táctil de 7” para el sistema multimedia con Apple Car Play y Android Auto que funciona de maravillas. Allí se muestran las imágenes de la cámara de retroceso, asociada a sensores de estacionamiento posteriores.


El motor del Creta es el naftero 1.6 litros y 16 válvulas que entrega 123 CV de potencia y un torque de 15,4 kgm a 4.850 rpm. Su socia es una transmisión automática de seis marchas y la tracción es simple. Un conjunto que trabaja de manera suave y aporta bastante al confort de marcha, aunque las prestaciones son ciertamente modestas. Empuja con ganas a bajo régimen, pero cuando la transmisión escala en marchas no mantiene esa contundencia. En ciudad lo encontramos algo glotón con unos 12,2 litros cada 100 km, y más eficiente en ruta con 9,6 litros. El 0-100 km/h lo consigue en 11,5 segundos.


En cuanto al andar, ofrece un comportamiento franco, va firme en ruta, dobla bien apoyado -aunque con algunas leves inclinaciones- y el trabajo de insonorización se muestra eficiente. En ciudad también se mueve con soltura porque la dirección tiene una correcta asistencia, el despeje libera de las preocupaciones de rozar en un badén o lomo de burro con las partes bajas, y porque es fácil de llevar en general. Lo que sí se perciben, en los tramos más desparejos, son algunas asperezas en el tren trasero.


Creta buscará ganar un lugar en el segmento que mayor crecimiento y diversificación ha tenido en el último tiempo y, por ende, uno de los más competitivos del mercado. Ergo: una tarea para nada fácil. Se planta como una alternativa válida ante los rivales mencionados y tiene varios argumentos para lograr una penetración, aunque aún es prematuro para saber si acorde a las pretensiones de la marca.•

Fotos: Andrés Canet
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