Test Drive • Fiat 500 C: La Dolce Vita en envase pequeño
Antes de cualquier crítica o comentario hay que decir que ya sea el convertible que sea, no se puede tener una opinión desfavorable ante esta opción. Todo auto con la posibilidad de quitarle el techo parte de la premisa de ser ideado para disfrutarlo, lo que automáticamente le otorga un punto extra. A ello, hay que agregar le a este 500c la filosofía retro aplicada a la perfección en este siglo XXI.
Lo primero que destaca es la capota de lona o lo que FIAT denomina Sky Dome. Desde ahí marca una diferencia estética con el resto de la familia de los 500. Este techo de tela que viene en tres opciones de color (beige, negro y rojo) se convierte en un artefacto estético que ayuda a combinar los 11 colores exteriores que la marca italiana ofrece para este cabriolet. Este 500c adoptó esta solución ingeniosa ya que de otro modo, con un techo rígido, sería prácticamente imposible encontrar un sitio en el maletero para esconderlo.
El techo tiene dos posiciones cuando está abierto. La primera de ellas llega hasta el pilar C, pero que genera un poco de turbulencia dentro del habitáculo y la otra, completamente abierto. En esta última, el auto se encuentra a mitad de camino entre un cabriolet y un tipo Targa, con suficiente sensación de libertad. El único inconveniente que vimos es que cuando el techo está recogido, afecta la visibilidad trasera. Eso sí, cuenta con sensores de estacionamiento, aminorando la pérdida de visión.
El modelo que nos prestó Fiat Argentina estaba pintado de azul Laser Metallic y poseía un techo en color beige. Una combinación armoniosa y hermosa. Respecto al interior, la calidad percibida nos pareció aceptable, con butacas en cuero color Nero con inserciones en Ivory, muy cómodas, ideales para un largo viaje, del que seguro no te cansarás en ellas. Eso sí, tendrás que elegir bien a tus compañeros de ruta, los cuales deberán cumplir con al menos dos condiciones: llevar poco equipaje y que no les moleste ir con el techo abierto ya que solo lo querrás cerrar cuando llueva. Tal vez notes la ausencia de un apoyabrazos, aunque no sabría dónde ponerlo debido a las acotadas dimensiones interiores de este citycar.
En el panel de control nos encontramos con una pantalla táctil de 7 pulgadas con la posibilidad de conectarse a Apple CarPlay o Android Auto. También posee un tablero minimalista pero con todos los datos necesarios y útiles sobre el auto, todo esto enmarcado en una incrustación del mismo color de la carrocería del coche.
Respecto a las butacas traseras, éstas tienen anclajes Isotfix, por lo cual, si en la familia hay niños, podrán disfrutar del viento en su cara y “mamar” desde pequeños los placeres de pertenecer a ese selecto grupo de individuos que disfrutan de la vida de la mano de la velocidad, el sol y que te despeine una leve brisa mientras conduces.
Cuando se abre por completo, el techo de lona retráctil se apoya sobre la tapa del baúl, lo cual a priori, impediría la normal apertura del portón trasero. Pero calma, durante dicha maniobra la capota se desliza unos centímetros hacia arriba dando libre acceso a él, que por cierto tiene una capacidad de 185 litros, la cual obliga a su propietario a olvidarse de las valijas XL. Claro que cuenta con la posibilidad de ampliarlo abatiendo las sillas traseras pero, ¿quién querría hacerlo para cargarlo de más?
En cuanto a la seguridad, se destaca por poseer airbags por todos lados, frontales para el conductor y el pasajero, laterales y un pack que consiste en bolsas de aire para las rodillas y la ventana del conductor. Además posee ABS con EBD y ESP con ASR, un mar de siglas que intentarán mantenerlo en la calzada ante posibles errores de conducción o maniobras con alto riesgo de choque.
Pasando a hablar sobre su motorización y el comportamiento, el 500c viene provisto de un motor 1.4 litros de 16 válvulas, el cual entrega 100 CV. Perdió un par de caballos debido a que este modelo viene sin sistema Multiair, viéndose también afectado el torque, disminuyendo de 133 Nm (a 3.500 RPM) a 131 Nm (a 4.250 RPM).
La caja de cambios es un capítulo aparte en este coche. Cuando provenía de México montaba una caja automática de 6 marchas, en cambio con su actual procedencia polaca pasó a utilizar una de 5 marchas tipo Dualogic. Esta tecnología no utiliza un convertidor de par como las transmisiones automáticas o semiautomáticas, sino que se trata de una transmisión manual convencional con un embrague robotizado cuyo software hace la tarea por nosotros, bastante más lento por cierto.
Con una suspensión de recorrido corto y neumáticos de perfil bajo, resulta muy divertido a la hora de buscar límites.
Si bien tiene dos modos de uso, “Automático” y “Manual”, el inconveniente con esta transmisión robotizada es que la respuesta es lenta. Si a esto le sumamos la pérdia de esos caballos extra, el resultado es que esta versión polaca perdió respecto de su hermano mexicano unas 600 milésimas de segundo en el tiempo que tarda en llegar a los 100 km/h, que pasó de 12,8 a 13,4 segundos para este registro en modo Automático. Si el tiempo se lo busca en modo Manual + Sport, se puede parar el crono en 11,9 segundos. Bajo esta última modalidad, la dirección se vuelve más directa, al igual que la respuesta del acelerador. Las marchas se suceden algo más rápido y el sonido del motor invade en mayor medida el habitáculo para el deleite del conductor. Pero todo esto tiene un costo: el consumo, el cual pasa de 6,5 l/100 a 7,1 l/100. Y con sus escasos 35 Litros de carga máxima de combustible, se verá rápidamente buscando una estación de servicio.
La velocidad tope bajó de 180 a 173 km/h, y al perder algo de torque se lo siente un poco pesado y lento en algunos tramos de aceleración mientras va llegando a las 3500 rpm. A partir de aquí es donde se lo empieza a sentir más cómodo y ágil, pero sin deslumbrar. Su comportamiento dinámico en caminos decentes es impecable. Con un recorrido de suspensión corto y neumáticos de perfil bajo (195/45 R16), resulta muy divertido a la hora de buscar límites, pero no está del todo capacitado para afrontar nuestras calles y rutas parecidas a las que existían en tiempos del Imperio Romano. En estas latitudes deberán estar atentos a las sorpresas sobre el asfalto para no terminar haciéndose amigo del gomero, al cual van a tener que llegar sin sobrepasar los 80 km/h del neumático de auxilio temporal que trae de fábrica.
Si bien estos cambios afectaron su rendimiento, no creo que esto lo perjudique a la hora de decidir su compra. Como dijimos al principio, ningún vehículo que tenga la posibilidad de correr el techo y dejar entrar el viento será un automóvil aburrido. Lo que pierde en prestaciones lo recupera con creces en el apartado estético. Un vehículo pasional y un auténtico objeto de deseo.•
Fotos: Johnnie Rik
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