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Museo Maserati-Panini: Una colección de figuritas difíciles


Muchos de nosotros hemos coleccionado figuritas cuando éramos niños, por lo que reconocerán el nombre Panini impreso en cada sobre. Umberto Panini, fallecido el pasado mes de noviembre, desarrolló junto con sus hermanos Franco Cósimo, Giuseppe y Benito la idea de esas figuritas coleccionables que ocupaban mis tardes hace ya varios años, pero también en su vida privada cultivó el coleccionismo: su objeto de colección eran los Maserati.


Los cuatro hermanos varones (las otras cuatro eran mujeres) se distribuyeron los roles a la hora de crear el imperio de las figuritas: Giuseppe el hombre fuerte, Franco administrativo, Benito en la distribución y Umberto el técnico de la maquinaria que se encargó de la parte industrial.


La experiencia de joven en Maserati, llevó a Umberto a idear la Fifimatic, una máquina para meter en sobres las figuritas y que aún hoy sigue siendo su mayor aporte a la industria en la que triunfó con sus hermanos. El paso por Maserati no solo lo enriqueció en lo laboral y profesional, además lo convirtió en un amante incondicional de sus autos.


Es el momento en que entra en esta historia Alejandro De Tomaso, el argentino fundador de la marca de automóviles homónima. En 1975 De Tomaso compra Maserati a los franceses de Citroën, y entre 1990 y 1993 vende el 100% de sus acciones al grupo Fiat. En medio de este revuelo y pases de mano Umberto se entera de una subasta muy especial que se realizaría en Londres. De Tomaso había puesto a la venta la colección completa de la fábrica Maserati por problemas económicos y, para evitar su desarticulación, Umberto hace una oferta por el lote completo, adquiriendo todos los autos cuando éstos aún se encontraban en el puerto con rumbo a Gran Bretaña, preservándolos y permitiendo conocerlos a quien así lo desee.


Umberto siempre ha sido un hombre de tradición agrícola, y luego del éxito de las figuritas se dedicó a la elaboración de quesos Parmigiano Reggiano con altos estándares de calidad. Justamente, en un galpón de su granja en Cittanova (Modena) guarda lo que el mundo del motor considera la mejor colección de vehículos Maserati del mundo, con ejemplares únicos, con un valor sentimental y monetario absolutamente invaluable.


Este museo privado se encuentra abierto al público, aunque para visitarlo es necesario concertar una cita previa. Cada uno de los Maserati que se encuentran en este salón posee una historia única y apasionante, joyas como el monoplaza 250F de Fangio o el único 420/58 Eldorado con el que Stirling Moss luchó por las primeras posiciones en las 500 Millas de Monza de 1958, hacen que valga la pena tomarse un tiempo para conocerlo.


Otro de los vehículos de gran valor es el Maserati Tipo A6GCS Berlinetta Pinin Farina, uno de los únicos cuatro ejemplares construidos a partir del éxito alcanzado por la variante sin techo en las Mille Miglia de 1953. Producido normalmente con carrocería Barchetta para la competición, esta versión Berlinetta fue realizada por Pinin Farina bajo pedido de Guglielmo Dei.


Los prototipos y concept cars también forman parte de esta rica colección, como la única copia del Maserati Simun presentado en el Salón del Automóvil de Turín en 1968, una propuesta de Ghia para el nuevo Maserati Tipo 116 de chasis 2+2 coupé (la elección finalmente recayó en la propuesta de Carrozzeria Vignale, con un estilo más avanzado que fue puesto en producción con el nombre de “Indy”); el Maserati tipo 124, prototipo diseñado por Giugiaro presentado en el Salón de Turín de 1974; el Maserati Mistral presentado en el Salón de Turín de 1963 y 1964 o rarezas como un ejemplar extraño: el Merak Turbo, un prototipo experimental pensado para el mercado norteamericano con un motor de 3.000 cm3 y turbo.


Modelos de producción icónicos de la casa del tridente como el Maserati Ghibli Coupé y el Tipo 61 “Birdcage”, ambos en perfecto estado mecánico y de conservación, interactúan en un espacio pasando casi inadvertidos entre tantas reliquias del motor. Una segunda planta superior acoge decenas de motocicletas (la otra pasión de Umberto) y piezas pertenecientes a prototipos y proyectos que nunca vieron la luz, verdaderos tesoros rescatados prácticamente de la basura.


Pero los modelos que me parecieron más llamativos o los más bellos de la muestra tal vez resulten ser “menos exclusivos” que los antes nombrados, si es que se puede considerar de esta manera a la Maserati Tipo 6CM de 1936 de la que sólo se fabricaron 27 unidades; o a la Maserati A6G/54 Allemano de 1954 en color gris de la que se conocen apenas 21 ejemplares.


La colección de automóviles históricos de Umberto Panini es el lugar ideal para admirar lo mejor de Maserati, ya que ha tenido el valor de adquirir la colección histórica de la casa del tridente y de exponerla al público. Es una de las colecciones más apreciadas y completas del mundo con veintitrés Maserati preservados de una separación inminente. Umberto les dio un hogar y a todos nosotros la oportunidad de disfrutar de ejemplares que han estado guardados durante años.•

FOTOS: Andrés Canet
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