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Ruinas Mayas de Tulum

Texto: Ana Bouzas / Fotos Andrés Canet

Durante una corta estancia en Playa del Carmen decidimos visitar las famosas y misteriosas Ruinas Mayas de Tulúm. Después de analizar varias opciones decidimos por alquilar un auto y partir bien temprano con rumbo a este pequeño pueblo que aún conserva un aire bohemio y rústico.


Tomamos la autopista al sur y luego de unos pocos kilómetros optamos por tomar un descanso en uno de los tantos cenotes que se encuentran al costado de la ruta. Luego de un chapuzón y unas cuantas fotografías seguimos camino hacia las ruinas. Aproximadamente 45 minutos después llegamos al estacionamiento de la entrada, junto a decenas de tiendas de souvenires y turistas por todos lados deseosos de conocer los misterios mayas que esconden sus ruinas.


La entrada a la zona arqueológica se ubica a un kilómetro del estacionamiento. Rodeada de una frondosa vegetación y el turquesa radiante del mar caribe, cada una de las edificaciones tiene un belleza particular que sorprende al cruzar la gran muralla que las protege.


Tulum significa muralla, debido a esta misma que la rodea, pero su nombre prehispánico original era Zamá, que significa “amanecer”. Seguramente por ser el lugar que recibe los primeros rayos del sol por la mañana. Ubicada sobre un acantilado, en un lugar estratégico del caribe fue una de las pocas ciudades mayas levantada sobre la costa y sin duda uno de los centros de comercio más importantes de esta civilización que unía el centro y el golfo de México, con el golfo de Honduras hasta Panamá.


Esta pequeña ciudad hoy conserva varios edificios públicos, cívicos y religiosos. Allí vivieron sacerdotes, astrónomos, matemáticos, arquitectos e ingenieros que dejaron sus huellas. Entre las construcciones más representativas pudimos apreciar El Castillo, la construcción mas alta del complejo, el Templo del Dios, el Templo de los Frescos y el Templo del viento. A mi gusto las más lindas.


Después de una hora y media caminando entre las ruinas bajo un sol agobiante decidimos darnos un buen baño en la pequeña cala ubicada a los pies de las ruinas y así también poder contemplarlas desde otra perspectiva. Antes de regresar a Playa del Carmen, como todavía era temprano y el calor no nos daba respiro optamos por hacer un descanso en la fabulosa playa Paraíso. Su nombre lo dice todo, de arena blanca y mar turquesa nos regaló una de las mejores tardes en el caribe mexicano.


Felices, regresamos al hotel después de haber pasado un hermoso día entre ruinas, cenotes y playas. Contentos de haber conocido una de las últimas ciudades mayas construidas y habitadas por esta civilización que permanece hoy como una de la finas joyas de su legado.*


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