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Cony Island: Un boleto al pasado

Texto: Ana Bouzas / Fotos Andrés Canet

Se trata del centro de entretenimiento playero y una de las excursiones más cercanas y recomendables que se pueden hacer desde Nueva York. Coney Island logró ser un concepto pionero en su época, donde combinaba la oferta de sol y playa con un parque de atracciones estilo feria y que además ofrecía una gran variedad de sitios

para comer, beber y pasar el rato.


Su gran esplendor fue a principios del siglo XX, cuando la gente adinerada de Nueva York pasaba

allí sus vacaciones. Después de la segunda guerra mundial el lugar se convirtió en sitio de

verano de las clases bajas y con el pasar de los años entró en una decadencia absoluta. Aquí,

en el sur de Nueva York, entre muelles y atracciones, Al Capone se ganó el apodo de Scarface,

Woody Guthrie y Bob Dylan intercambiaron secretos musicales y Woody Allen inmortalizó

algunas de sus grandes películas.


Hoy en día, gracias a la reapertura de su antiguo parque de atracciones, Coney Island volvió a ser

un lugar visitado por norteamericanos y turistas en los cálidos días de verano. Llegar hasta aquí

desde Manhattan es muy sencillo, ya que varias líneas de subtes hacen el trayecto. El viaje es largo

pero muy recomendable ya que el subte transita sobre la ciudad y no por debajo, pudiendo

apreciar los contrastes de la gran manzana con los suburbios del barrio de Brooklyn.


Coney Island se detuvo en el tiempo. La melancolía de aquellos años se siente en sus calles, en

el muelle y en la playa, esa nostalgia de un lugar cuya época de esplendor ha quedado atrás. En especial en invierno, cuando el parque de atracciones

se encuentra cerrado y los puestos vacíos le dan un aire fantasmagórico. Aún así, Coney Island

es un lugar extravagante y con cierto encanto.


Los famosos Hot Dog de Nueva York dan la bienvenida al paseo marítimo, justo en la esquina de Surf Ave. y Stillwell Ave. donde el cartel amarillo chillón y letras verdes de Nathan ´s Famous, toda una leyenda del lugar, nos indica que hemos llegado. Su origen data de 1916. Ese año, un inmigrante de origen polaco llamado Nathan Handwerker comenzó su negocio de perros calientes con el préstamo de unos amigos y la receta secreta de su mujer. Más de cien años después, los hotdosgs de Nathan´s son los más famosos del mundo. Aquí cada 4 de Julio se celebra el famoso concurso internacional de comer perros calientes. El ganador de la última edición se comió 62 panchos en 10 minutos. Los he probado y tengo que confesar que si bien son

ricos, no son sorprendentes. Aún así los hot dogs de Nathan´s Famous merecen ser incorporados

a la lista de cosas que deben hacer, ya que son toda una institución neoyorkina.

Caminando en dirección a la playa, unos metros antes del muelle, el famoso parque de atracciones

Luna Park aparece como una antigua feria. Reinaugurado en 2010, con atracciones de antaño y algunas otras un poco mas modernas, le dan al lugar un toque de ambiente festivo los días de verano.


El complejo de atracciones está compuesto por tres parques, pero a la vista parece uno solo. La entrada al complejo es gratuita y sólo se paga por juego. Ocupa la mayor parte de la zona de ocio, con 28 atracciones que van desde emocionantes montañas rusas hasta juegos para niños y de kermesse.


Manzanas de caramelo y algodón de azúcar salen constantemente a pasear de la mano de los niños, mientras los adultos enloquecen por subir a The Cyclone, la montaña rusa de madera más antigua de los Estados Unidos, que desde 1927 sigue produciendo la misma adrenalina que en sus primeros días. Otra atracción más que interesante es la reconocida noria Deno´s Wonder Wheel, con cabinas que se columpian de un lado a otro, que brinda las mejores vistas del parque, el muelle y el mar.


Seguramente recordarán al famoso Zoltar, el vidente electrónico de la famosa película ¨Quisiera

Ser Grande¨, que por cinco dólares puede adivinar tu futuro o concederte un deseo. No soy supersticiosa, pero quien dice que a lo mejor se te cumpla. Además, aunque no tuvimos suficiente tiempo en esta visita, hay un atractivo museo sobre Coney Island donde se puede aprender mucho acerca de la historia del lugar. Y, si tienen suerte y tiempo, pueden ver un partido de béisbol del equipo local, los Brooklyn Cyclones, en el estadio que se encuentra justo al lado del paseo marítimo.


A lo largo del Boardwalk, el paseo marítimo de Coney Island, encontrarán tiendas de estilo playero,

salones recreativos, bares y terrazas con comida rápida, helados y cervezas, todo muy vintage,

cuyos locales mantienen las fachadas originales de aquellos viejos tiempos. Aquí se encuentran el antiguo carrusel de 1919, con 50 caballos tallados a mano, en el que vale la pena dar una vuelta;

y el New York Aquarium, que desde 1896 acoge más de 350 especies de animales acuáticos.


La playa es el principal atractivo turístico de la zona. Aunque no es la mejor de Nueva York (considero que Long Beach es mucho mejor), es la más accesible y es más que suficiente para cuando quieres darte un baño en el océano. El agua es fría y la playa no está especialmente limpia,

pero al menos tiene olas muy divertidas y resulta muy apetecible en el sofocante verano boreal.


Luego de una jornada excitante, estuve lista para contemplar un bellísimo atardecer. El explosivo

color naranja que aparece cuando el sol comienza a ocultarse, mezclado con el ambiente nostálgico

y los carteles vintage que abundan alrededor, hacen que sea uno de los más recordados del viaje.•


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