Vietnam en diez etapas: Descubriendo los aromas
Gracias a su diversidad cultural, arrozales eternos, playas paradisíacas, paisajes naturales y una gastronomía absolutamente exótica, no es casualidad que Vietnam esté experimentando aumentos de turistas del 14% por ciento anual y que pueda llegar a 15 millones de visitantes extranjeros en dos o tres años. Sus atractivos son casi infinitos, conjugando su diversidad cultural que combina siglos de historia local, china y francesa, arrozales eternos, playas paradisíacas y paisajes naturales entre los más bellos del mundo, como la Bahía de Ha-Long, con compras de todo tipo y una gastronomía para paladares aventureros.
Descubrir los secretos de Vietnam requiere varias semanas, pero casi nadie tiene tanto tiempo, así que hay que prescindir de algunas cosas y centrarse en lo esencial. Por ello proponemos un recorrido en diez etapas que permitirá pasar de las playas paradisíacas de Nha Trang en el sur, al archipiélago kárstico de la bahía de Halong, en el norte, visitando también sus ciudades más importantes.
Vibrante Saigón. Empezamos por la ciudad de Ho Chi Minh, también conocida como Saigón. Es la urbe más vibrante y dinámica de Vietnam. Entre las visitas imprescindibles está la Oficina Central de Correos que fue construida a finales del siglo XIX y la réplica de la Catedral de Nôtre Dame que se sitúa justo enfrente. También el Museo de los Crímenes de la Guerra, el Palacio de la Reunificación y el Museo de las Medicinas Tradicionales. La visita de Saigón sería incompleta si no se incluye el mercado de Ben Thanh, considerado el punto más céntrico de esta ciudad. Saigón es también el mejor lugar para disfrutar de la gastronomía vietnamita, una de las más ricas y diversas del Sudeste Asiático. En la antigua Saigón se le da una vuelta de tuerca a la comida tradicional vietnamita para crear platos de cocina creativa. Opciones exquisitas son el restaurante Com Niêu Sài Gòn o The Deck Saigon. Imprescindible en un viaje a Vietnam probar el Phò, la sopa de noodles más famosa y deliciosa del país, con fideos y ternera.
Capital del Delta. Desde Saigón, recorriendo unos cien kilómetros, se llega a Ben Tre, una de las ciudades más importantes del delta del Mekong y considerada el granero de arroz más grande de Vietnam. Mekong en el idioma vietnamita se dice “Cuu Long” (nueve dragones) porque a lo largo del país, dicho río se divide en varios afluentes que desembocan al mar a través de nueve estuarios. Antes de visitarlo mucha gente imagina que se parecería a una gran jungla salvaje atravesada por varias corrientes, como el Amazonas, pero la verdad es muy distinta. La zona es muy verde y exuberante, llena de cocoteros, palmas de aguas, árboles frutales y permanentemente ocupada por la vida flotante de los locales. Abundan los barcos y pequeñas canoas llenos de frutas y mercancías, pescadores y trabajadores construyendo casas a la orilla del río. Hay que recorrer la zona en barco o en barca a remos, atravesando pequeños canales, hasta unos talleres locales donde se producen caramelos, aceite, recuerdos provenientes del coco y esteras tejidas de papiro. Hay que hacer un alto para probar el pez de oreja de elefante que se fríe crujiente y envuelto con hierbas, verduras y vermicelli blanco en una hoja de arroz formando un tipo de rollito. El plato parece simple pero es riquísimo, manteniendo el sabor auténtico de los ingredientes.
El Delta del Mekong. El río Mekong es uno de los más grandes del mundo. Nace en China y desemboca al mar desde Vietnam, donde forma un inmenso delta digno de explorar. Desde allí se pueden explorar los increíbles mercados flotantes sobre el Mekong y conocer un poco mejor la forma de vida de los vietnamitas en un entorno tan especial como este.
Fondos marinos de Nha Trang. Un viaje a Vietnam sin conocer un poco de su costa no estaría completo. Lo mejor es dirigirese a Nha Trang si se busca sol y mar, y disfrutar de playas como Doc Let, Bai Dai o Bai Duong mientras se toma un refresco de agua de coco. Hay que recorrer los alrededores y descubrir lugares como las cascadas de Yang Bay o de Ban Ho. También se puede dar un relajante baño en las aguas termales en Thap Ba. Además, los adictos al buceo o simplemente al esnórquel, disfrutarán con sus fondos marinos, ya que una de las cosas más interesantes que hacer en Vietnam es observar la vida marina y Nha Trang es el centro de submarinismo más importante del país.
Patrimonio de la Humanidad. La siguiente etapa lleva a la zona central del país. En esta parte se encuentran viarios Patrimonios de la Humanidad tales como el Parque Nacional de Phong Nha–Ke Bang (reconocido en 2003), donde está la cueva más grande del mundo, Son Doong; la Ciudadela Imperial de Hue (1993); el Barrio Antiguo de Hoi An (1999) y el Santuario de My Son (1999). Conocida como la ciudad amarilla con 2.000 años de antigüedad, la arquitectura de Hoi An, mezcla templos chinos con puentes japoneses y construcciones vietnamitas que han respetado el estilo para mantener la armonía. Prohibida al paso de vehículos motorizados, parece que en el casco histórico se detuvo el tiempo a finales del siglo XIX, cuando los barcos dejaron de acceder a la ciudad y poco a poco, las numerosas colonias de comerciantes chinos, japoneses, holandeses, portugueses, franceses e incluso españoles fueron abandonando el puerto. Si hay un símbolo que represente a Hoi An, ese es el puente japonés del siglo XVI, que comunica el barrio nipón con el barrio chino. Por la noche, la ciudad adquiere un tono especial gracias a la iluminación de faroles por todas partes, tanto en cada casa como en las calles.
Tumbas imperiales. Hue fue la antigua capital de Vietnam bajo la dinastía Nguyen y lugar de enterramiento de los emperadores. Hasta la fecha todavía quedan siete tumbas imperiales, entre las que destaca la de Tu Duc, uno de los trabajos más hermosos de la arquitectura real de la dinastía de los Nguyen; contiene 50 construcciones entre palacios y pabellones y se asocia muy bien con la naturaleza. La construcción de dicha tumba necesitó hasta 50.000 soldados, por eso sólo tardó tres años (1864–1867). Aquí vivieron numerosos emperadores como Gia Long, responsable de la construcción de la impresionante Ciudadela. A orillas del río del Perfume, esta fortificación, se encuentra rodeada por un foso y en los alrededores se erigen palacios, templos y pagodas de gran esplendor fruto de lo que en un pasado fue esta ciudad. Centro cultural, político y religioso, Hue fue bombardeada por las fuerzas estadounidenses durante la guerra de Vietnam, demoliendo la mayoría de sus edificios. No obstante, muchos de ellos han sido restaurados y en 1993 el lugar fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
En la capital, Hanói. Con frecuencia es la puerta de entrada en el país y la primera impresión es la de una ciudad caótica por su tráfico imparable de motocicletas, aunque todo parece estar diseñado en un perfecto y ordenado caos. Las calles del centro de Hanói están ordenadas según oficios. Hay vías completas dedicadas a menaje del hogar, decoración, comida ¡e incluso a lápidas! Hay mucho que ver pero poco tiempo. Lo esencial es la pagoda de Pilar Único, el exterior del Mausoleo de Ho Chi Minh y la plaza de Ba Dinh. También el Templo de la Literatura, la primera universidad de Vietnam. Aunque la visita más esperada es a la parte del Barrio antiguo de Hanói y el lago de La Espada Restituida, un recurso sin fin para amantes de la fotografía. Es divertido ir caminando por la zona viendo cómo se desarrolla la vida cotidiana de la gente de aquí: comer en puestos callejeros sentados en sillas pequeñitas, centros de gimnasia y aerobic al aire libre en el parque, motos por todos lados pero nadie se choca, etc...
Paisaje escénico. Ninh Binh está a 100 kilómetros de la capital de Hanói y fue una vez la capital de Vietnam durante el reino de Dinh, Ly y Le. Esta provincia cuenta con un paisaje variado de arrozales, ríos y montañas y en junio de 2014, la UNESCO denominó el Complejo de Paisaje Escénico de Trang An de esta provincia, Patrimonio de la Humanidad. Se suele recorrer en barcas remadas por mujeres locales y llama la atención cómo la gente de aquí puede remar con las piernas igual de fácil que con las manos. Trang An es realmente impresionante, se atraviesa un río de agua muy transparente que permite ver las algas, se cruzan cuevas creadas por el río bajo las montañas y se contempla el paisaje tranquilo y cubierto por el color verde.
Los arrozales de Sa Pa. Esta región se encuentra situada en el noroeste del país, a 1500 metros de altitud y es conocida no solo por sus terrazas de arroz de un verde intenso, sino también por su diversidad cultural. Aquí conviven muchísimas de sus minorías étnicas y una de las opciones más interesantes para descubrir este rincón es contratar los servicios de algunas de las mujeres que se ofrecen para guiar a los viajeros. Además, se puede tener la oportunidad de hospedarse en alguna de sus casas y conocer un poco más de su cultura. La opción más cómoda para llegar a Sa Pa desde Hanói es el tren nocturno. Algunas de las clases en el ferrocarril ofrecen camas dignas de un buen hotel.
La bahía más bella del mundo. No hay mejor manera de finalizar el viaje por Vietnam que un crucero relajante en la Bahía de Halong, considerada por muchos como la más bella del mundo, Patrimonio de la Humanidad desde 2012, y considerada una de las siete nuevas “maravillas del mundo”. Se tarda unas cuatro horas en coche de Hanói a Halong de ida y otras tantas de vuelta. En Vietnam la ruta no se mide en kilómetros, sino en tiempo. Pero el trayecto merece la pena. Hay que hacer una excursión en barco por esta maravilla de dos mil islas calizas que emergen de las aguas esmeralda del golfo de Tonkín. Según una leyenda “un dragón las formó con sus coletazos” dejando este fascinante paisaje de rocas de base frágil. En el primer día del crucero se puede visitar una cueva llamada Thien Canh Son, aunque muy pocos barcos llevan a sus pasajeros a esta cueva. Si la temperatura acompaña se puede tomar un baño en esas aguas trasparentes, aunque también es posible montar en un kayak para descubrir por tu cuenta los alrededores. Tras pasar la noche en un hotel-barco flotante, el siguiente día se va de nuevo en bote de remos a visitar una aldea flotante de pescadores y una granja de perlas. Se pueden hacer cruceros por la bahía de hasta tres días, una experiencia muy recomendable que permite apreciar todas la maravillas de este lugar.•