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Autoclásica 2018: A puro tributo


El auto del que todos hablaron en esta edición fue la Ferrari 340/375 MM Berlinetta Pinin Farina, uno de los tres ejemplares que se construyeron y del cual sobreviven solo dos. Desde el día viernes, cuando abrió las puertas la exhibición más importante de Sudamérica de autos clásicos, este coche dio qué hablar. Desde 2011, ocasión en la que participó del Rally de la Montaña por las rutas de Córdoba, que no se lo veía en público.


Esta Ferrari tan especial tiene un motor de 4.494 cc, V12 a 60° que entrega 340 CV. Tiene un árbol de levas a la cabeza por lado, 2 válvulas por cilindro y 3 carburadores Weber 40 IF 4/C. Este propulsor fue construido sobre un diseño de Aurelio Lampredi y montado sobre una bellísima carrocería de Pinin Farina.


Su periplo por las pistas del mundo inició en las 24 horas de Le Mans de 1953 donde finalizó quinto, siendo la Ferrari mejor clasificada. Compitió en las 12 horas de Reims, pero fue desclasificada por correr sin luces delanteras y de allí regresó a Maranello, a la fábrica, para recibir las más grandes modificaciones. El motor pasó de 4.1 litros a los actuales 4.5 litros a través del aumento de la carrera, la trompa se cambió por una más aerodinámica con una parrilla más baja y nuevas entradas de aire para refrigerar mejor los frenos. En la parte posterior se redujo el tamaño del vidrio trasero para mantener más fresco el habitáculo.


Con esas modificaciones el auto arribó a las 24 horas de Spa Francorchamps al mando de Nino Farina y Mike Hawthorn ganando la clasificación general. Luego pasó por Senigallia y Pescara para terminar de ser auto oficial de Ferrari y ser vendido a la Scuderia della Guastalla. Los colores que actualmente posee son los que utilizó en su última competición, la mítica Carrera Panamericana en México de 1954 en la cual terminó cuarto detrás de tres Lancia, uno de ellos pilotado por Juan Manuel Fangio.

El premio "Best of show" fue para esta Ferrari 340/375 MM Berlinetta Pinin Farina.

A la Ferrari la acompañaron en el podio de Autoclásica 2018 un Packard Dow Cowl Modelo 645 Sport Phaeton y un Vauxhall 30/98 Sport Tourer, dignos contrincantes en la “carrera” por obtener el moño rojo.


Las matemáticas y el tiempo se alinearon, y Autoclásica se benefició de ello. En esta edición varias marcas y modelos icónicos alcanzaron sus 70 años de vida: Porsche, el Land Rover Serie I y el Citroën 2CV.


Porsche ocupó gran parte del boulevard sobre el ingreso de Av. Márquez y Av. Santa Fe. Casi todos los ejemplares del 356 que existen en nuestro país se encontraban allí en todas sus versiones, para luego darle paso a modelos de todos los años y referencias, algunos de ellos premiados, como lo fue el 911 de 1966 en la categoría Contemporáneos Europeos Gran Serie. Por su parte, la firma británica Land Rover expuso modelos de todas las épocas en perfecto estado de conservación, pero casi todas las miradas y suspiros fueron para los más “viejitos”. El 2CV de Citroën estuvo presente con modelos de diferentes épocas y versiones. Un stand que propinó lágrimas de emoción entre los visitantes.


El Mercedes Benz 300 SL también tuvo su tributo, con un espacio exclusivo con siete ejemplares bien diversos expuestos junto al lago artificial del hipódromo, siendo ésta la mayor concentración de este modelo que se conozca en nuestro país. La calidad de cada ejemplar era inobjetable, incluso uno de ellos fue galardonado en la categoría Postguerra Europeo Pequeña Serie con el premio mayor.


En concordancia con el XII Encuentro Mini 2018, hecho que congregó vehículos de Argentina, Brasil, Chile Uruguay y Paraguay de la marca británica en Buenos Aires, el Club Mini Argentina aprovechó Autoclásica para exhibir algunos ejemplares bellísimos y reunir en el estacionamiento del Hipódromo de San Isidro a los más de 60 autos participantes de este encuentro.

Casi todos los ejemplares del Porsche 356 que existen en nuestro país estaban allí.

Es sabido que algunas marcas aprovechan la gran concurrencia del público para dar a conocer sus más recientes novedades. En esta oportunidad Mini y Alfa Romeo se unieron al stand de sus correspondientes clubes. La firma italiana hizo lo propio con sus dos nuevos modelos en el mercado local, la Stelvio 280 Q4 (la primera SUV de la marca italiana) y el esperado Giulia, del cual exhibió un Veloce Q4. Lamentablemente el Giulia QV que ingresó al país ya estaba vendido y su flamante propietario no accedió al pedido de Alfa Romeo para exponerlo. No lo culpamos. Tras ver el estado del interior de la Giulia y de la Stelvio (ambas llenas de tierra) creo que fue una sabia decisión. Por su parte, Mini exhibió algunos ejemplares modernos, aunque sin mayores novedades.


Hyundai también se sumó a esta movida, aunque no cuenta con la compañía de ningún club local de la marca koreana. Sin embargo armó su propio espacio y allí mostró el nuevo Veloster II, un extraño vehículo de tres puerta laterales (dos de un lado y una del otro) que pasa de ser un hatch a una coupé con solo darle la vuelta.


El mundo de las dos ruedas tuvo como siempre una enorme presencia y convocatoria, con casi 400 motos de todos los tiempos y con presencia oficial de marcas emblemáticas como Harley Davidson, que aprovechó la ocasión para festejar sus 115 años de historia con un stand exclusivo donde exhibió todo su portfolio del mercado local y de todos los tiempos, donde se destacaron una 45 Twin de 1947 y una J. Board Track 1920 de 2 cilindros y 1000 CC, y hasta contó con una barbería muy cool para beneficio de sus clientes. Royal Einfield deleitó a los visitantes con muchas motos clásicas y modernas, además de muy buena música en vivo; y Norton/Morgan, además de entidades como Norton Club, Japonesas de Rosario, Gilera Motoclub y Retromotos, entre otros, que alimentaron el sueño de los que gustan de hacer equilibrio.

El stand de Harley Davidson Argentina, uno de los más visitados de la expo.

Gracias a todos los expositores se pudieron apreciar ejemplares únicos de todas las marcas, desde americanas como Indian, Henderson y “Harleys”; pasando por las japonesas de Honda, Yamaha o Kawasaki; italianas como Moto Guzzi, Ducati y MV Agusta; o las más raras, como una Peugeot de 1906. Había para todos los gustos, todo en un espacio del predio con música en vivo, bandas de rock y espacios gastronómicos.


En esta categoría, el Best of Show se lo llevó una MV Agusta 500 FOUR 1957, de 4 cilindros, campeona del mundo de 1958 pilotada en su época por el británico John Surtees y restaurada por él mismo en los ‘90s. Cabe destacar que Surtees es el único piloto en el mundo en consagrarse tanto en motos como en autos. Fue múltiple campeón del Mundial de Motociclismo de Velocidad en las categorías de 350cc (1958, 1959 y 1960) y 500cc (1956, 1958, 1959 y 1960), además de ganar tres veces en la mítica competencia en la Isla de Man. El éxito en las cuatro ruedas llegó en 1964 junto a Ferrari, cuando obtuvo el título mundial de Formula 1 en un año agotador en el que batalló hasta el último Grand Prix (México) junto a Jim Clark y Graham Hill. A su vez, la MV Agusta se hizo acreedora también del primer lugar en la categoría motos deportivas.


Una visita digna a Autoclásica no está completa hasta no pasar por el Autojumble, un área dedicada exclusivamente a la compra-venta de repuestos, reliquias, merchandising, carteles, juguetes y todo tipo de cosas (algunas más extrañas que otras) que jueguen con las memorias de alguna infancia lejana. Aquí todo tiene su precio, el cual puede aumentar si el vendedor percibe alguna muestra de flaqueza emocional o una señal de extrema necesidad por parte del comprador.


La lluvia y el mal tiempo son una constante en cada edición de Autoclásica, pero este año no fue el caso. El cielo despejado fue una bendición para los organizadores y para los expositores, y ayudó mucho a que todos los días se viera gran concurrencia de público disfrutando de la mejor muestra clásica del mundo motor.•

Fotos: Cristian Camilo Molano / Andrés Canet

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